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Blog
Serendipia Creativa

Encuentra en este espacio poemas, reflexiones, reseñas, abstractos de narrativas, temas sobre edición de contenidos y otros escritos, así como también información sobre el arte visual de Dacxilia Deras

Un escrito que debía hacer si o sí…

Hoy me he hecho un desafío al preguntarme: ¿Puedo sentarme frente a mi computadora y escribir en mi blog sobre mis hijas sin llorar? La única manera de saberlo es haciéndolo. Por favor, no se alarmen, ¡mi llanto no es por nada malo en absoluto!


Este año ha estado desde el primer día lleno de cambios para mí, opte por lanzarme en terrenos desconocidos hasta ahora como lo es el ámbito de la educación estadounidense para personas como yo, que venimos a un país como este en búsqueda de nuevas oportunidades y logros. En eso, me inscribí para clases de equivalencia del bachillerato, pienso es un buen inicio si quieres encarrilarte y estudiar algo nuevo por estos rumbos, sin embargo, de eso hablare en otra ocasión. Ahora bien, lo logré a paso veloz en algunos meses y conocí personas maravillosas en este tiempo. Pero, a que viene que cuente esta breve historia, bueno resulta que me he graduado en el mismo mes de lo que lo han hecho mis hijas de High school y Middle school, y como dice aquella película que todos conocen, justo a este momento: “a esto le llamo felicidad”, sé que muchos padres comprenderán mi punto…


Recuerdo una mañana cualquiera hace un poco más de un mes, cuando recibí una llamada de la escuela de preparatoria de mi hija Mónica, era la consejera de padres, una persona muy apreciada por toda la escuela por su vibra alegre y energizante, ella era la encargada de informarme sobre un gran acontecimiento sobre mi hija. Entonces, yo dije:

—¡Helloo!

Escuché su voz fuerte y alegre diciéndome:

—Mrs. Dacxilia le llamamos para darle una gran noticia—


En los primeros segundos reconozco que me desconcertó, pues era el número de teléfono de mi hija y no esperaba escuchar otra voz si no la de ella y antes de que terminara de decirme algo mas, como toda mamá pregunté:

—¿Ella está bien?

— ¡Oh si Mrs. Dacxilia, Mónica está más que bien! Queremos darle la gran noticia. ¡Su hija ha sido nombrada la Valedictoriam de nuestra escuela! —

Escuché algarabías al fondo, aplausos y alegría, y yo aún no terminaba de comprender todo aquel alboroto de fondo.

La consejera continuó diciendo:

—Eso significa que su hija ha sido la mejor de su clase durante cuatro años consecutivos y se graduará con muchos honores. Estamos todos aquí reunidos los docentes y la Principal para darle la noticia y felicitarla a usted por ser una mamá ejemplar. —


******************silencio total ******************

Creo que dejé de respirar por un segundo, y fue como ver toda la vida de mi hija pasar frente a mis ojos, recordé su carita en la cuna de neonatos, la vi comenzar a comer, sus primeros pasos allá en casa de la bisabuela, el día que la dejé en el kindergarten, escuché su risa, vi su cara triste el día que tuvo que cambiar de escuela en el séptimo grado, recordé su voz de angustia el día que se perdió en su primer día de escuela en este país, vi sus expresivos ojos al llegar a casa cada tarde, cada efímero e insustituible instante vino a mí de golpe en ese eterno segundo donde literalmente sentí como mis pupilas se dilataron y me quede inmóvil, luego la consejera me hace reaccionar al preguntar:


—¿Qué nos puede decir al respecto?—

Mi hija interrumpe y dice:

—Mami estás en altavoz —

Supongo fue para evitar que dijera algo sin sentido o de mucha confianza (ella piensa en todo).

Dije a penas:

—No sé qué decir. ¡Estoy…estoy muy feliz! y ha valido la pena levantarme todos los días a ponerle su lunch.

¡Soltaron risas!

¡Felicidades hija!

Todo lo demás que pude decir lo dije después de ese día, hoy y lo continuaré diciendo:

Estoy muy orgullosa de ti. Tu esfuerzo, dedicación y carácter son incomparables…




Y que hay de Georgina, también está por comenzar una nueva etapa al comenzar su preparatoria. Sé que algunas de nuestras amistades la recuerdan como aquella pequeña niña dulce, tierna, juguetona y creativa. ¡Les tengo noticias! Ahora está más alta que yo, lo de juguetona se convirtió en deportista, es muy independiente y ahora tiene un gran sentido de la moda, ¡no te dejaría salir a la calle con algo que no te va! Pero tranquilos, aún es dulce y muy inteligente. Entre otros logros, también ¡Se ha llevado un premio en matemáticas!


A veces, siento que fue ayer que vi sus ojitos por primera vez sobre aquella sabana color blanco hueso dentro de esa incubadora que le ayudó a quedarse en este mundo. Tan pequeñita y vulnerable. Me vio al girar su cabecita y sentí su mirada tan profunda que me decía tantas cosas. Lamento no tener una fotografía de aquel momento, pero estará en mi mente hasta el ultimo instante de mi vida.

Admiro su valentía, su capacidad de adaptación y su sensibilidad para con los demás.

Mi niña has crecido tan rápido…

¡Felicidades! estas haciendo un gran trabajo.


Ha venido a mi mente un poema que escribí hace algunos años:


A GEORGINA, EN SU DÉCIMO CUMPLEAÑOS


Criatura del cielo

década de sueños,

mi corazón regocijas

de fantasía y lucecitas.


Con tu chispeante risa

adornas mis días y brisas,

tu bullicio es tan sonoro

como música de tesoro.


Tus gracias y manías

colorean mis grises días,

tus alegrías y llantos

son corona de mis manos.


Que el divino universo

te de miles de versos,

durante décadas de milenios

seguirás siendo mi anhelo.


Respecto a mi pregunta inicial, puedo decir que no lo he logrado, lloré desde el primer párrafo.

¿Y es que es posible ser madre o padre y no quebrantarse ante los éxitos de los hijos?


¿Por qué escribo todo esto? Creo estoy en una etapa de mucha fluidez emocional y al mismo tiempo consciente de que todo lo que esta pasando generará importantes cambios para nuestras vidas, los cambios son buenos, siempre y cuando nos hagan crecer y fortalecer nuestro carácter, en este caso, también reflexiono en la gran importancia que tiene el rol de los padres, tutores o encargados para los jóvenes; no dejarlos a la deriva o a la inercia social es imperativo.


La primera escuela de nuestros hijos es su casa, los padres o tutores somos los que tenemos la misión de mostrarles el camino y las opciones que la vida puede potencialmente ponerles en algún momento, a través de nuestros consejos, pero sobre todo con el ejemplo, no es fácil, sin embargo, al final la satisfacción es enorme. Aún así, ellos serán los que elijan, pero no quedará en nosotros la falta de que no se les mostró sus posibilidades, que no se les motivó y apoyó. Pues todo lo que se siembra se cosecha.



Queridas hijas, si leen esto sepan que admiro y respeto su valentía para afrontar tantos cambios en poco tiempo, el emigrar no es un proceso fácil para nadie, sin embargo, recuerden la vida apenas comienza y allá afuera hay un sinfín de posibilidades esperando a ser hechas realidad por personas como ustedes, que están dispuestas a lograr sus objetivos y trabajar por sus metas reales que alguna vez fueron sueños. Mi mundo, el mundo de todos los que las conocen no seria igual sin ustedes y algún día lo será de esa manera para el resto.


Con amor.


Mami

¡Ah! y por favor coman frutas…




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